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Mostrando entradas de noviembre, 2020

#8

  Niña mía -trébol del asfalto- de qué me sirve la palabra sin tus tímpanos; el nervio duro tras la sonrisa sin la amapola de tus caricias. -De nada-. Sédame ahora, porque hablar ya no me sirve. No sirve, Reina mía, decir que nada duele, que el mundo es nuestro; descorchar la visión e inaugurar la realidad abriendo las puertas a palanca... No sirve cuando se me mete el frío en las manos y se espesa el fango; cuando el musgo está hecho de adoquines... Pero la piel es piel y la tuya es miel, flor de sotobosque, polen de memoria. Y entonces sirve. Y sirve no ir sedado para calentar mis dedos en el fuego de tus ojos; para distinguir y hablar con las cuatro hojas de tus labios...

#7

  A Bonnie&Clyde Que os dure la primavera que traéis en la mirada. Que la crepitación de los sentidos y el fuego os siga ardiendo sin quemar como lo hace en vuestros ojos. Que os dure la primavera que traéis en el pulso. Que la luz que traéis atravesando el poniente no deje de caer en vuestro camino y se quede atada en vuestras venas. Que os dure, que os dure esta felicidad, en el agua, en las lágrimas y la espuma; la radiante sensación de perder el sueño, porque lo tenéis entre las manos. Que os dure, y haced que el mundo sea vuestro, -suyo- haced que la primavera os dure en las pupilas, los latidos y el tacto hasta que el Sol se ponga en vuestros cuerpos.

#6

  A un tramposo como yo se le puede mentir, pero no engañar y por eso no mitigo este juego ámbar, este fuego dulce esta dulce intensidad que me atraviesa las manos. Te huelo a tientas mientras suprimo los abismos. No dormiremos en los jardines que te conquisté... Me atas el alba entre los dedos y me entrometes en el ensamblaje del mundo. Tu piel me habla en el idioma del rocío y el rosal.

#5

E l tintineo de tu bisutería se me mete en el camino igual que los pantalones de polipiel y la memoria -los recuerdos y los recuerdos y más recuerdos- en la complicidad de un alto al fuego. Ahora mismo me queda hormigón y firmamento, gris, gris cielo y gris cemento. -¿Dónde dejaste el horizonte?- Los iris estirados como un código de barras cantan sobre un futuro y sobre el agua, sobre el agua plana, sobre la afinación de las mareas. Pero hoy no hay dragones, ni escarlata... porque las semanas, a veces, son como una hidra de 7, 24, 60 cabezas... Ya llegarán tiempos mejores, ya llegará la aurora y sus corceles a enterrar las heridas con sus cascos, y después el arado, el agua transparente; las manos y semillas hundidas en el fango... Ya llegará la luz, salga del cielo, la tierra o mi garganta.

#4

Presagiamos el otoño, que vendría, que se irían las hojas y volvería a ver el sol entre las ramas; que mermado por un recuerdo, esculpiría charcos donde las raíces... Hoy estoy cambiando el reflejo gris por un cielo trenzado hecho de fibra y cuero, hecho de ola y labio. Y por eso me levanto de la cama con pupilas de Aquiles y con alas de carbón en los pies, aunque sepa que me espera el fuego, las suelas, el plástico, el adoquín purificado. ...pero no importa, qué importa si puedo verte los designios detrás de la voz, si puedo verte el paladar cuando le gimes al techo un par de veces a la semana.